“‘Decir la herida” surge de la necesidad de salir de los textos teóricos sobre el proceso de duelo que abordo en mi día a día profesional y pedirle a la poesía que recorra el mismo camino que transitamos cuando sufrimos una pérdida para llevarnos a un lugar diferente. Un lugar en el que las propias palabras que no alcanzan para nombrar el dolor sean las protagonistas”. Así define María José Aldunate (foto) este poemario que ha publicado en Barcelona y al que presentará allí el 29 de febrero, en el marco de una charla con la editora Concha García.
“Cuando muere una persona querida iniciamos un viaje por paisajes dolorosos hacia un lugar desconocido”, apunta la tucumana, que es escritora y psicóloga, y está radicada en Cataluña. “Esa travesía es el proceso de duelo. ‘Decir la herida’ traza ese borroso itinerario, desde el universo poético, en un desesperado intento de pronunciarlo”, añade.
Editado por el sello Cántico, el libro cuenta con prólogo del poeta español Jesús Aguado y un epílogo a cargo del tucumano Pablo Posse, quien realiza un cierre en el que se refiere a la conexión entre el proceso de duelo y el lenguaje.
“Este viaje a bordo de la poesía comienza en el bloqueo absoluto que experimentamos en la fase inicial de la negación de la muerte, se enfrenta a la rabia que nos devora a mitad de camino, sucumbe al pozo infinito de la tristeza, y se entrega a la ansiada serenidad, a veces intermitente, que aparece como un bálsamo durante la aceptación -sostiene Aldunate-. Poner palabras al dolor es indispensable”.
¿Cómo se cruzan el saber profesional proporcionado por la psicología y la inspiración poética? “Cuando empecé a ejercer mi profesión y salté del mundo académico al real del sufrimiento psicológico, la psicología se coló en mi pensamiento poético -explica la autora-. Las escenas que viví cuando trabajaba con personas con Alzheimer me atravesaron de tal manera que desbordaron totalmente mis marcos teóricos y profesionales y me llevaron a otro plano. Fue entonces que tuve la necesidad de nombrar esa realidad tan devastadora de la desintegración de la identidad con otro lenguaje. Lo entiendo como un proceso de ‘traducción’ de un idioma a otro, de un lenguaje que no alcanza para nombrar, a otro que se transforma para entender, para consolar, para decir”.